Base Aeronaval El Belloto
[actual]
Portal Belloto y sector habitacional Belloto 2000
Comuna de Quilpué, Provincia de Marga Marga

Hoy, las personas que habitan El Belloto o sus alrededores nombran la ex Base Aeronaval de la Armada como Portal Belloto, conocido más bien como el área del Mall, donde se ubican las canchas deportivas, hipermercados y la población Belloto 2000 (paradero 17 y 18); Al medio está la Avenida V Centenario que evidentemente fue la pista de aterrizaje de la Base, que termina con la Feria del Belloto. Espacio urbano ubicado cerca del Metro-Tren y colindante al sur del Troncal Urbano (columna vial para todas las comunas de la provincia). A pesar de ser un sector concurrido donde vive, trabaja y se educa mucha gente, entre los más jóvenes especialmente se ignora que hasta hace unas décadas atrás este lugar fue una importante Base Aeronaval de la Armada de Chile, como también muchos adultos omiten o desconocen que fue un importante centro clandestino de detención, tortura y exterminio al interior de la región de Valparaíso durante la dictadura cívico-militar.

Como base aérea de los marinos (1966-1991), fue un puerto aéreo estratégico para las Fuerzas Armadas en la región, donde se realizaron labores de abastecimiento y actividades científico meteorológicas, además de ser utilizada por los clubes de aeronáutica civil de la zona. Desde el Golpe hasta 1977 se convirtió -bajo el mando del Comandante de Aviación Naval Ernesto Huber von Appen(1)- en un importante centro represivo de la región, siendo ocupado por funcionarios del SIN (Servicio de Inteligencia Naval) para planificar y gestionar la persecución, detención, los interrogatorios y torturas sobre personas de Quilpué, Villa Alemana, Limache-Olmué y otras comunas del interior que apoyaron el gobierno de la Unidad Popular. La Base constituyó un lugar de tránsito para la mayoría de los prisioneros (no para todos) que eran trasladados hacia Valparaíso, donde se encontraban los cuarteles centrales de la Armada convertidos en centros cñandestinos de detención y tortura del SIN, como el Cuartel Silva Palma, los buques cárceles (La Esmeralda, El Lebu, El Maipo) o la Fiscalía Naval y sus Consejos de Guerra (edificio de Plaza Sotomayor donde también se aplicó tortura en los interrogatorios). En 1991 la Base estaba ya vaciándose, en desuso y la Armada la desmanteló para vender todo ese gran paño de terreno urbano a proyectos inmobiliarios.

Los antiguos vecinos de la zona recuerdan el cambio de atmósfera que experimentaron con este giro represivo, pues el Aeródromo del Belloto tenía mucha cercanía con la comunidad hasta principios de los 70´s, cuando El Belloto era una zona menos poblada y más rural. Con el Golpe, la aviación civil fue interrumpida y la Base cerró sus puertas, restringiendo el acceso solo a funcionarios y algunos civiles. Los vecinos de El Belloto y alrededores advirtieron allanamientos de Oficiales de la Marina y Carabineros llegando en camiones a las poblaciones más cercanas, ayudados por civiles golpistas que identificaron a las personas buscadas y que por tradición aeronáutica se vinculaban con personal de la Base. También ayudaron con terror los vecinos atemorizados o quienes se “quebraron” con la dureza de las torturas.

Distintos testimonios nos hablan de cómo era la ex Base Aeronaval y el lugar donde los aprisionaron. Su entrada principal estaba en el camino Troncal y todo su gran perímetro era de alambre púas, lo que permitía desde afuera observar las construcciones en su interior, vehículos (terrestres-aéreos) y personas transitando, así como también desde el interior hacia fuera de la Base también existía visibilidad. Los prisioneros notaron que después del Golpe se apostaron ametralladoras en algunos techos, las torres de control aéreo ahora estaban armadas y sus guardias también, se instaló fuego antiaéreo en las esquinas del perímetro y sacos de arena en distintos lugares como defensa ante ataques posibles. Además, existió un campo minado alrededor, que se hacía escuchar cada vez que los perros ingresaban a la Base a cazar conejos.

Resulta difícil estimar el número de prisioneras y prisioneros torturados que pasaron por la Base. Esto debido a que el ocultamiento de información oficial ha persistido por décadas y la Marina nunca ha querido facilitar documentos o romper el Pacto de Silencio. Así es que no se cuenta con un listado oficial de las cientos de personas que pasaron por la Base Aeronaval. Solo se estima a partir de los testimonios y los años de funcionamiento como centro represivo. Por el contrario, sí existe la certeza que entre quienes fueron retenidos/as en El Belloto hubo una gran diversidad de personas: hombres y mujeres de todas las edades, incluso ancianos y niños; familiares aprisionados y utilizados como herramienta de tortura psicológica contra otros. El caso de Guillermo Patricio Ibacache nos demuestra la infortuita situación de hijos en la Base Aeronaval El Belloto, que con solo 2 años y medio de edad fue detenido con su padre en la KPD y torturado frente a él para que entregara información. Al mismo tiempo, su madre vivió el arresto domiciliario por un mes con marinos en su casa y, posterior a ello, logró encontrar al niño en el cuartel Silva Palma de Valparaíso (obstruido, con ahogos, quemado con cigarrillos y muy sucio).

Mientras fueran llegando prisioneros políticos al Belloto, los marinos de la Base Aeronaval estaban a cargo de su reclusión permanente, vigilancia y castigo (como funcionarios públicos de Base), también participaron en la sesiones de tortura, sin embargo, fue el SIN (que provenía desde el Cerro Artillería en Valparaíso) quienes planificaban y gestionaban la persecusión fuera de la Base, junto a la tortura e interrogatorios al interior de ella. Por otro lado, son pocas las menciones de ayuda durante la reclusión, aunque sí las hay. Especialmente de marinos jóvenes que hablaban con los prisioneros vendados, los ubicaban de la vida en el barrio en Marga Marga, pasándoles un poco más de agua o pan cuando no correspondía. También se dio el reconocimiento de rostros de marinos en las sesiones de tortura, cuando se corría la venda de los ojos, y los futuros careos en la calle, al toparse caminando años después y el recuerdo explotaba en funa. No obstante, la mayoría de los marinos que participaron como carceleros en la Base Aeronaval durante esos años no están identificados.

Y fueron capaces de torturar a sus propios compañeros de institución. Sabemos que antes del Golpe (entre junio-julio del ‘73) desde El Belloto fueron tomados como prisioneros “de guerra” algunos Marineros Antigolpistas, funcionarios de la Armada que se organizaron para detectar-denunciar los movimientos de Oficiales que meses antes ya conspiraban y orquestaron el Golpe al interior de las fuerzas navales. Posteriormente, desde el mismo día 11, llegaron a la Base distintos tipos de prisioneros civiles, como empleados fiscales de la administración de S. Allende (interventores de fábricas, profesores normalistas, funcionarios de aduana y otros empleados públicos), los obreros de fábricas de la zona (estatales o privadas) o los miembros de sindicatos vinculados a partidos políticos de izquierda. No todo prisionero era militante de partido político. En cuanto a las memorias emergentes vinculadas al sitio, destacan las experiencias de los trabajadores de la fábrica chileno-soviética KPD en El Belloto (dedicada a la construcción de vivienda sociales prefabricadas, como parte de la política pública de vivienda social de Allende), la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) y la Empresa Conservera Parma en Limache.

Sabemos también que dentro de la Base separaban y alejaban a hombres (destinados a pozos u hoyos en el piso) de mujeres, abuelas y ancianos que se encargaban de cuidar a niñ@s también presos (relegados en distintos hangares de la Base). Los prisioneros recuerdan haberlas visto, y que los interrogatorios también eran sin tener contacto con mujeres, solo escuchaban violaciones, lamentos, llantos y gritos.

Entre avionetas y helicópteros estas personas tuvieron que enfrentar distintos tipos de castigos realizados por la autoridad naval. Uno de los sitios importantes de la Base para las memorias de sobrevivientes es el Pozo, Hoyo o Lazareto. Un agujero circular excavado en el piso (bajo la superficie terrestre), de unos 20 ó 30mts de diámetro y unos 5 de profundidad. Relleno con piedras de huevillo o gravilla. Entraban y salían hombres del pozo, hay quienes pasaron semanas allí en la intemperie (esperando el interrogatorio del SIN), boca abajo, soportando la gélida noche al descubierto y los saltos de los guardias sobre sus cuerpos golpeados mientras comían el poco pan que llegaba. Algunos prisioneros tienen la sensación de haber entre 30 ó 40 hombres allí al mismo tiempo, tirados inmóviles, manos en la nuca, frente contra el piso. En la superficie, varios marinos apuntando las armas hacia el hoyo en caso de cualquier movimiento sospechoso, y muchos sacos de arena alrededor. De esta forma, el hoyo pasaba desapercibido, se confundía con el horizonte y no se veía pista alguna de esa cantidad de prisioneros en la profundidad, a no ser que se viera de muy cerca o desde la altura. En ocasiones, llegaba volando el helicóptero para atormentar con su estruendoso ruido a los prisioneros, se detenía encima del hoyo (a 10 ó 15mts), provocando un remolino de gravilla que hacía saltar las piedras y hería a las personas en su interior.

Cuando en el hoyo ya no aguantaban más y solicitaban permiso los detenidos para ir al baño, los hacían formar una fila con manos en la nuca y apuntados por armas caminaron al otro extremo de la pista de aterrizaje, donde estaba tirado en el piso el busto del Che Guevara (arrancado de la plaza de la población Peyronet el mismo día 11 de septiembre). Obligándoles a descargar permanentemente sobre la figura del guerrillero, en medio de fuertes burlas. O en más de una ocasión aguantaron álgido estrés nocturno porque explotaban minas terrestres y escuchaban balazos al interior de la Base (que los propios marinos disparaban a escondidas). Supuestamente defendiendo el perímetro, los funcionarios creaban mucho alboroto y bulla que servía de excusa para amenazar de muerte a prisioneros (torturados) de ser fusilados en el momento si es que un naval caía baleado por este ataque a la Base (supuesto de rescate a prisioneros).

Pero los interrogatorios con tortura los ejecutaba el SIN, acompañado de funcionarios de la Base que conocían a algunos prisioneros, 6 personas en una sala de 2x2mts -según un testimonio-. Las memorias de este lugar ubican esta sala de tortura en la esquina nor-oeste de la Base, orientándose al caminar y escuchando cerca las micros al pasar por el Troncal (cuando el motor del helicóptero, encendido apropósito, no camuflaba los gritos atroces con su ruido). Aquí fueron los primeros interrogatorios para la mayoría de los prisioneros que llegaron a la Base, y por cierto, aguantaron más de uno solo.

Llegaban ya golpeados y lesionados, pero en el interrogatorio todo se acentuaba más (golpes mayores, quemaduras, asfixias, colgamientos, sosteniendo pesos importantes, shocks de corriente eléctrica en distintas partes del cuerpo, vejaciones, burlas, amenazas). Todavía vendados pero ahora despojándolos de sus vestimentas y amarrados, debían informar sobre el PlanZ (montaje), preguntándoles por nombres de personas (conocidas y desconocidas), intentando vincularlas a entrenamientos de guerrilla en Quilpué y buscando el lugar dónde los prisioneros escondían el -supuesto- armamento enviado desde Cuba. A pesar de la dureza del interrogatorio, tanta insistencia en cosas que no existían terminaba siendo absurdo.

Cuando la sesión terminaba, llevaban a la persona (en estado de bulto) a un lugar específico de reclusión donde era recibido por compañeros y podría descansar algo antes de volver a ser interrogado-torturado, o quizás sería subido a un camión para dirigirse hacia destinos desconocidos. Tras distintas experiencias, sabemos de gente que desapareció en la Base (último lugar en que se les vio con vida), gente que fue trasladada y apareció en otros centros clandestinos y personas que seguían llegando, además de limitados casos de quienes fueron liberados allí mismo (después de haber pasado varios meses de su último interrogatorio). Si bien los prisioneros notaron la alta rotación de gente presa que hubo en la ex-Base Aeronaval (porque llegaban caras nuevas y se perdían muchas otras) también fue notorio el alto volumen de prisioneros permanentemente.

Con el tiempo y varios interrogatorios, el SIN decidía trasladar prisioneros en camiones de la Armada hacia otros centros clandestinos en Valparaíso. Solo unos pocos casos recuerdan haber sido liberados desde la Base misma, sin dinero ni pertenencias. El SIN no los interrogó más, pasaron muchas semanas y ya no tenían tantos golpes encima como la gente recién llegada o quienes eran enviados hacia otros lugares. A uno le informaron sorpresivamente que estaba libre y que saliera corriendo por el Troncal porque en 5 minutos más saldría la patrulla móvil a perseguirlo. A otro prisionero, repentinamente lo liberaron y un taxista lo llevó a Limache.

Tras sobrevivir al secuestro político, hay quienes aún sospechan que desde la ex-Base Aeronaval salieron Vuelos de la Muerte para desaparecer gente en el mar, dado el tránsito de funcionarios y avionetas entre la Base Aeronaval de Quintero y Quilpué. También, quienes denunciaron la existencia de un cementerio clandestino en la Base misma donde hoy hay un pequeño bosque cerrado al público en el Portal Belloto (colindante al Troncal). Pero además, con las conversaciones con la familia hay quienes terminaron por confirmar haber visto -desde el interior- a sus propios padres en el camino Troncal intentando reconocer en las siluetas lejanas a sus hijos, o que efectivamente los vieron caminar fuera del perímetro para acercarse a la entrada principal y preguntar por los nombres de sus hijos. La memoria de la ex-Base Aeronaval también trae al recuerdo aquellos familiares que peligrosa y valerosamente iban a preguntar allí obedeciendo la gruesa sospecha, entregando un paquete que nunca llegó, sin importar cuantas veces los marinos le dijeran que no existían prisioneros en el lugar.

No se olvida tampoco a las personas prisioneras de las que se perdió el rastro, tras verles en pésimas condiciones de salud  a consecuencia de los castigos y torturas de la Base Aeronaval. Hay 2 casos de desaparición forzada y 2 casos de asesinato por el Estado, todos entre septiembre y octubre de 1973. El joven dominicano Juan Andrés Blanco (estudiante universitario, hijo de diplomático y maltratado por creerlo cubano) fue tomado preso en Santiago, de ahí se le vió molido a golpes en la Base Aeronaval. Finalmente se le perdió el rastro en el buque-cárcel Lebu; así también Jaime Aldoney Vargas (regidor socialista por Limache e interventor de la CCU) desde la misma Base fueron a buscarlo y en El Belloto respiraba dificultosamente tras las torturas, pero se le vió por última vez en el buque-cárcel Maipo. También está el ejecutado político Ramón Donato Navia Martínez, detenido en Quilpué junto a un vecino, se le vió en la Base pero a los días su cuerpo apareció en Viña, reconocido por su familia en la morgue. Por último, Oscar Farías Urzúa (socialista, interventor de la Conservera Parma), pasó desde Limache a Quilpué y después de la Base fue visto en la Fiscalía Naval de Valparaíso. Su familia encontró su cuerpo con 3 balazos en la morgue del Hospital Enrique Deformes del puerto(2).

En el mismo lugar donde se encerró y torturó a los trabajadores y sus sindicatos, y los gritos se hicieron protagonistas de la atmósfera reinante en hangares y pozos de reclusión, hoy pasean familias entre productos cuyas marcas hablan de grupos económicos vinculados entre sí, los mismos que coluden precios y niegan la posibilidad de organización a sus trabajadores con prácticas antisindicales. Ese mismo lugar que representa hoy el consumo, endeudamiento y el enriquecimiento desproporcionado, es el mismo lugar donde se utilizaron mecanismos para intentar doblegar a las personas que proponían una forma de vida diferente. En el fondo, es la metáfora clara “de este sistema neoliberal basado en el consumo y endeudamiento para el enriquecimiento de una élite, que fue instalado a sangre, fuego y gritos de nuestro pueblo”.

1- En diversos documentos de la Armada se señala que en el periodo correspondiente a los primeros años de la dictadura, Ernesto Huber Von Appen (hoy oficial en retiro) era el Cmdte de la Base Aeronaval El Belloto. Fue procesado como responsable, entre otros, por el caso de secuestro calificado y desaparición de Jaime Aldoney (detenido desaparecido reconocido por el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación del año 1991); sin embargo, en 2011 fue absuelto por la Corte Suprema.
2- Todos estos casos se encuentran reconocidos por el propio Estado chileno, según el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (Informe Rettig, año 1991, reed. 1996); muchos de ellos, aún en proceso.
Volver al Inicio

todos los derechos reservados © Copyright 2019 – enredaderadememoria.cl

Investigación: Lirayen Garnham y Alonso Matus / Diseño gráfico: Yerko Eldan / Diseño web: Eduardo Candia / Canción: Y la memoria? / Música: Ramón “Moncho” Pérez (composición, teclado, platillos, caja, kultrún) y Carlos Rossat (contrabajo) / Sonido: Francisco Antunez / Poemas: Luis Rodríguez / Dir. Arte y Fotografía: Yerko Eldan / Producción: Lirayen Garnham / Montaje y edición: Yerko Eldan / Voz en off: Luis Rodríguez y Lirayen Garnham.